martes, 31 de diciembre de 2013

John Newman, Love Me Again, 2013


Seguramente, los que esta noche despidáis el año entre copas bailando hasta más o menos las tantas de la madrugada -en función de lo que aguante el cuerpo o de lo que se tercie, cada uno que elija- os toparéis con este temazo soul de John Newman. Un británico que ha saltado de la noche a la mañana al éxito mundial gracias a su single de debut, este Love Me Again que ha acabado nada menos que en lo más alto de las listas de su país. 

Pero hoy no es día de rollos, si no de acabar el año con la máxima intensidad, ya que, en el fondo, es como queremos entrar al siguiente. 

¡FELIZ 2014, PILDORERAS Y PILDOREROS!





Hasta la próxima. 

viernes, 27 de diciembre de 2013

Malos tiempos para la lírica, Golpes Bajos, 1983


Posiblemente, estos son malos tiempos para los que menos tienen. Malos tiempos para los que van por libre. Malos tiempos para los que creen en un mundo más justo y mejor.

Pero -y disculpadme el topicazo- nunca fue más cierto que durante la pasada Nochebuena, en la que falleció el inimitable Germán Coppini, que corrieron malos tiempos para la lírica.

Por fortuna, nos quedamos con su música.




Hasta la próxima. 

lunes, 23 de diciembre de 2013

La canción del tamborilero, Raphael, 1965


Y llegó la Navidad. Así que no quiero pasar de estas fechas sin desearos unas Felices Fiestas e informaros de que las Píldoras ¡acaban de sobrepasar el MEDIO MILLÓN de visitas! Sois la leche, medio millón de abrazos para vosotros y vosotras y a por el próximo medio millón. 

En cuanto al tema de hoy, podría comentaros que es, junto a White Christmas, el más popular de la historia, y que nació poco más o menos justo cuando aquel se convertía en un himno de la mano de Bing Crosby. Podría comentaros también que lo ha versionado todo hijo de vecino, desde Johnny Cash hasta David Bowie, pasando por Alicia Keys, Jimi Hendrix o Bob Dylan

Pero todo ello palidece en nuestros pagos con la versión en castellano que Raphael hizo suya allá por mediados de los años sesenta, hasta el punto de convertirla en una de sus piezas más emblemáticas. 

Y sí, esta entrada también tiene mucho de guasa. Na na na na naaaaaa, na naaaa naaaa...

¡Feliz Navidad! 




Hasta la próxima. 

miércoles, 18 de diciembre de 2013

He Ain't Heavy, He's My Brother, The Hollies, 1969


Estar en los estudios Abbey Road en el verano de 1969 hubiera hecho las delicias de cualquier mitómano musical. Así, mientras que Pink Floyd ultimaba su álbum Ummagumma, los Beatles grababan por última vez como grupo el memorable LP llamado precisamente como los estudios. Entre su equipo técnico de grabación había, además, un jovencísimo auxiliar llamado Alan Parsons

Pues bien, en otra de las salas, The Hollies, ya entonces elevados al olimpo del pop británico, registraron este tema que, sin duda alguna, lo habréis escuchado cientos de veces. Porque, posiblemente, He Ain't Heavy, He's My Brother, sea junto a Bus Stop el tema más emblemático de la banda de Manchester. 

Sin embargo, no era suyo. Lanzado sin éxito poco antes, en el mismo 1969, por el hoy olvidado Kelly Gordon, su título tenía un cierto origen religioso, a partir de textos decimonónicos y de principios del siglo XX. Enseguida fue rescatada por la formación británica, cuyos majestuosos arreglos vocales la convirtieron, ahora sí, en un hit por todo el mundo.

Entonces, He Ain't Heavy, He's My Brother alcanzó el número uno en el Reino Unido, pero no sería la última vez. Muchos años después, en 2012, una nueva versión grabada benéficamente por gentes como Paul McCartney, Robbie Williams e incluso algunos de los miembros originales de The Hollies, volvió a coronar las listas británicas. 

Por cierto, como epílogo a tanta estrella y enlazando con el principio de la historia, el piano del tema de hoy fue añadido nada menos que por Elton John. Va, no me digáis que no os hubiera gustado trasladaros aunque fuera por un momento a un día cualquiera de junio de 1969 al número 3 de la calle Abbey Road. 




Hasta la próxima. 

domingo, 8 de diciembre de 2013

Sinfonía nº 7, II mov., Allegretto, Ludwig van Beethoven, 1813



Pongámonos hace exactamente 200 años, el 8 de diciembre de 1813. Estamos en la gran Sala de Baile de la Universidad de Viena. Está a punto de comenzar un concierto en beneficio de los soldados heridos contra Napoleón, el cual en aquellos mismos momentos está en retirada por Alemania y España, preparando la defensa de Francia. 

Los músicos presentes son la flor y nata del momento: pueden reconocerse, entre otros, al violinista Ludwig Spohr, al contrabajista Domenico Dragonetti o nada menos que al compositor Antonio Salieri, ya mayor y muy lejos de sus supuestas polémicas de décadas atrás con Mozart. Frente a todos, actuando como director de la inigualable orquesta, y ante una abigarrada audiencia de nobles, burgueses y generales engalanados con rutilantes uniformes de múltiples colores, el mayor músico de su tiempo y, tal vez, de la Historia: Ludwig van Beethoven. 

Aquel día, Beethoven, pasados los cuarenta años y ya entonces convertido en la celebridad que es ahora, estrenaba su Séptima Sinfonía, la cual se empeñó en dirigirla personalmente. Aunque tiempo atrás había sido admirador de la Revolución Francesa y de Bonaparte hasta el punto de casi dedicarle su Tercera Sinfonía "Heroica", acabó detestando al corso por considerarlo traidor a sus propios ideales además del responsable de las catástrofes que asolaban Europa. Por eso consideraba de lo más propio estrenar su nueva gran obra en beneficio de los caídos frente al "libertador" convertido en tirano.  

Tras el primer movimiento, vivace, arrancaron los acordes del segundo. A pesar de que no era un tema lento, contrastaba notablemente con la alegría de su antecesor, ensalzando así unos acordes cargados de dramática majestuosidad y solemnidad. El resultado no se hizo esperar. Allí mismo, el público pidió que se interpretara de nuevo: desde aquel mismo instante, quedó como una de las piezas más populares de toda la música clásica. 

Y tan popular. Hasta el punto de que, aún hoy, doscientos años después, no sólo sigue siendo frecuentemente interpretada -en el caso que os propongo, por parte del director alemán Carlos Kleiber en 1983- si no que es constantemente utilizada en bandas sonoras de cine. De todas ellas, me quedo con la que el director Tom Hooper hizo servir en la magnífica película El discurso del rey, donde ponía fondo al momento culminante del film, aquel en el que Colin Firth, encarnando al tímido y tartamudo Jorge VI, pronunciaba perfectamente su discurso a la nación anunciando la entrada de Gran Bretaña en la II Guerra Mundial. Si no lo habéis visto, os lo recomiendo. Es un momento, simple y llanamente, sobrecogedor.   

Y sin más, os dejo viajar de una vez a aquel frío día de diciembre de 1813. 



Letra de la Píldora. 

Hasta la próxima. 

sábado, 30 de noviembre de 2013

Astronàuta rimador, Antònia Font, 2004


Esta semana que acaba la noticia musical de esta parte del mundo ha sido, sin duda, la disolución de los mallorquines Antònia Font, unos tipos de lo más peculiar y que se han ganado por derecho propio uno de los lugares de honor del rock catalán de la última década y media. Motivo más que sobrado para dedicarles una Píldora, más aún cuando me he dado cuenta -sí, ya no controlo exactamente quién está y quien no, así de penoso- que... ¡aún no tenían ninguna!

Y es difícil de verdad escoger una canción como primera, entre el magnífico repertorio de Joan Miquel Oliver y el resto de sus colegas. Porque más que un grupo indie a la usanza, modernillo de pro, parecen exactamente lo contrario, esto es, el grupo de colegas de tu barrio. Eso sí, con un punto bastante peculiar, por no decir majara. A sus fotos en plan Devo (otros memorables majaras) me remito. 

Finalmente, me he decidido por una de mis favoritas (que para eso escribe aquí el baranda jefe del blog), esta inclasificable Astronàuta rimador, una especie de aventura a lo Space Oddity -incluso con punteado de guitarra final- pero cuyas semejanzas acaban ahí. Para empezar, la letra: decir psicodélica es quedarse francamente corto. 

Y luego está la música. Tras escucharla, uno no sabe si ha pasado por un tema pop, hip hop o flamenco. Pero de lo que sí que se está seguro es que se ha escuchado a un Joan Miquel Oliver en estado químicamente puro. Os dejo con él, y con su particular historia espacial.  





Hasta la próxima. 

lunes, 18 de noviembre de 2013

Come On! The Hives, 2012


El rock and roll en su variante más devastadora, eso es el tema de hoy. A medio camino entre una ametralladora y una descarga de 20.000 voltios que nada tiene que desmerecer a los más ruidosos Sex Pistols del 77. Ladies and gentlemen, vuelven The Hives con Come On!

En realidad, Come On! nunca salió como sencillo de su respectivo álbum, Lex Hives, entre otras cosas porque su duración, de apenas un minuto y medio -como debe ser con el punk bien hecho- no lo aconsejaban. 

Pero, a decir verdad, ni falta que le ha hecho convertirse en single. Su posición como arrollador tema de apertura del LP lo han convertido en una de las enseñas en directo de la formación sueca desde su publicación el pasado 2012. Y, de paso, en referencia para diversas promos televisivas: un gancho como éste es difícil de dejar de lado. 

El clip que os dejo recoge la apertura de una de sus actuaciones, y como propina, no sólo incluye el tema de hoy si no también el tema Try It Again, de su anterior trabajo The Black and White Album. Un título que, por cierto, describe los únicos colores que la banda lleva en sus actuaciones: el blanco y el negro, en sus más diversos formatos. Durante la promoción de Lex Hives, la variante escogida fue el muy elegante frac con sombrero de copa. 

La ropa normal que esperaría uno con cinco tipos metiendo bronca sonora como casi no se escucha ya en nuestros musicalmente tranquilos aparatos de radio y televisión de 2013



Letra de la Píldora. (¿En serio la necesitáis?)

Hasta la próxima. 

domingo, 10 de noviembre de 2013

Hungry Like The Wolf, Duran Duran, 1982


No, no es que esté exactamente hambriento como un lobo a la hora de escribir el post de hoy, ni mucho menos. De hecho, no tengo nada de hambre -lo cual creo que se arreglará solo en breve, ojo-, así que desmiento antes de empezar ninguna segunda lectura al respecto de la canción que tenéis delante.

De hecho, la pongo simplemente como parte de una conversación estrictamente musical. Y es que, en cierto momento, con el compañero y amigo Jesús, comentábamos a la finalización de un entrenamiento de remo sobre grupos musicales con un sonido de bajo bastante más que aparente. Puede sonar algo friki la conversación, así dicho sin más. Por supuesto, de las cuarteladas propias de una barca también hablamos, pero no las voy a reproducir aquí y ahora, naturalmente.

Uno de los que les comenté eran, precisamente, Duran Duran, para cierta sorpresa suya. Efectivamente, por edad, las portadas de Super Pop de estos tipos me cogieron de chaval, pero a mi colega lo hicieron algo más mayor, así que la alergia que podían darle era a tener muy en cuenta. Por lo tanto, había que comprender su rostro de cierta sorpresa y hasta aprensión. En lo que a mí respecta,, como creo que no hay mejor manera de convencer sobre el movimiento que andando, me comprometí a montar un post de los británicos. Y aquí está. 

Por lo demás, Hungry Like The Wolf, con su número 5 en Gran Bretaña y 3 en Estados Unidos, fue uno más de los sencillos que durante la primera mitad de los ochenta mantuvieron a Duran Duran en lo alto de las listas... y en el monopolio de las portadas de ciertas adolescentes revistas. Cosas de la época: vista con retrospectiva y sin demasiados prejuicios, es, evidentemente, una gran canción. 





Hasta la próxima. 

sábado, 2 de noviembre de 2013

Hurdy Gurdy Man, Donovan, 1968


Tras las dos últimas Píldoras de tintes funerarios, casi es una alegría poder retomar el ritmo sin pensar en homenajear a ningún traspasado, si no a alguien vivito y coleando, como es el caso del bueno de Donovan. Hacía dos años y medio que no aparecía aquí, así que qué mejor pretexto para recuperarlo en el blog. 

Como en la anterior ocasión, con Atlantis, rescatamos al escocés más ácido, lisérgico e inspirado por lo hindú. Y es que cuando compuso a principios de 1968 Hurdy Gurdy Man, quedaban ya atrás sus primeros hits a golpe de guitarra acústica. De hecho, en el tema de hoy, si destaca alguna guitarra, es la que marca su potentísimo y eléctrico solo. 

En cierto modo, Hurdy Gurdy Man fue compuesta como un favor a un amigo. Y es que cuando el también escocés Mac Macleod (de dónde si no iba a ser con ese nombre) le pidió un tema para promocionar a su banda, los daneses Hurdy Gurdy, Donovan les compuso el tema de hoy, cuyo título, desde luego, no estaba escogido al azar. 

Sin embargo, la cosa distó mucho de ir perfecta. Por su parte, Donovan les compuso el tema... pero también quería producirlo a su manera, con el sonido que tenía en mente. Como fuera que al grupo no les gustó, no hubo acuerdo, y el cantautor decidió quedarse para sí su propia canción y grabarla como quería. El resultado, hay que decirlo, fue simplemente magnífico. 

A las distorsionadas guitarras eléctricas que marcaban el tema y un aire casi siniestro, Donovan le añadió la sonoridad hindú tan en boga por entonces, y que tenía de primera mano gracias a su amistad -y medio parentesco político por entonces- con George Harrison. Incluso acabó yéndose en la primavera del mismo 68 junto a los Beatles al mítico -y en el fondo, muy poco místico- viaje a la India invitados por el Maharishi Mahesh Yogi. Allí, Harrison también compuso una estrofa de Hurdy Gurdy Man, aunque nunca llegó a ser incluida en la versión en single por un tema meramente de espacio físico de los discos de entonces.  

Al final, el favor a un amigo terminó convertido en todo un favor a su propia carrera. Y es que la canción se convirtió en todo un éxito en ventas, colocándose en el Top 5 en ambos lados del Atlántico. 

Si será verdad que lo que le das al universo, el universo te lo devuelve. 




Hasta la próxima. 

lunes, 28 de octubre de 2013

What Goes On, The Velvet Underground, 1969


En fin, parece que el karma, el destino o lo que sea se han empeñado en que suban al olimpo musical en la misma semana personajes tan dispares como Manolo Escobar y Lou Reed -71 años de los que una parte significativa fueron al límite- y que, por lo tanto, en este pequeño rincón volvamos a destinar una Píldora con motivos evidentemente homenajísticos. 

Aunque a decir verdad, nadie se sorprenderá si digo que me siento infinitamente más cerca de la música de Reed que de la de Escobar. Sin ser uno de mis artistas favoritos en un teórico y casi imposible Top 10, el neoyorquino atesora algunas de las grandes joyas rock más machacadas en mis cassettes-discos-cd´s-mp3-móviles varios desde hace 25 años al menos. 

Tal vez la más reproducida de todas ellas, con diferencia, es este What Goes On que firmó para la Velvet Underground a finales de 1968 para el álbum homónimo de la formación norteamericana, que se lanzaría al año siguiente. En aquel disco, donde el gran experimentador John Cale ya no participaba, Lou Reed quiso poner distancia con la vanguardia warholiana, desarrollando un sonido más melódico trufado de piezas directísimas e hipnóticas como la que tenéis delante. 

Como apunte personal, os confesaré que una de las cosas que más me gustan hacer con mi Roland es seguir el omnipresente (y simplísimo) órgano de What Goes On mientras de fondo suena el tema por el equipo. Todo un subidón que he querido compartir con vosotros hoy, despidiendo al bueno de Reed. 

Y ya puestos, esperemos que la próxima Píldora sea, simplemente, porque sí. 




Nota: disculpad que el vídeo sea de esos a golpe de fotos, pero os aseguro que no había nada mejor. Y era ésta, y no otra, la canción que quería colgar.


Hasta la próxima.


sábado, 26 de octubre de 2013

La Minifalda, Manolo Escobar, 1971


La verdad es que no sabía si decidirme o no a la Píldora de hoy. Hasta el día presente (que el mañana no lo ha visto nadie), mis gustos musicales, salvo muy contadas excepciones, se encuentran en las antípodas de la copla y del flamenco en general, lo cual me convierte en un poco convincente hijo de andaluces en este aspecto. Naturalmente, esto supone que Manolo Escobar nunca ha tenido un lugar preeminente en mi discografía. De hecho, ni preeminente, ni ninguno. 

Pero qué coño, el hombre en lo suyo era bueno de verdad, y para millones de personas de este país ha formado parte de su banda sonora vital. Sólo por eso ya merece una Píldora de homenaje póstumo, y aquí está. 

Tal vez una de sus canciones que siempre me cayeron más simpáticas fueron estas sevillanas de La Minifalda. Simpática no tanto por el trasfondo de su letra -indudablemente representativa del machismo de la España cañí- como por la incuestionable gracia y guasa con la que explicaban lo mal que aquel novio ibérico lo pasaba comprobando como media plaza de toros miraba con ojos salidos a lo Alfredo Landa a su pareja enfundada en una modernísima minifalda. 

En fin, descanse en paz este genio y figura, que lo fue, de la música de este país. 




Hasta la próxima. 

viernes, 11 de octubre de 2013

I Love It, Icona Pop, 2012


Como no me canso de repetir por estas páginas, no sé qué les enseñan en Suecia que casi todo lo que sale de allí es bueno. Musicalmente hablando, naturalmente, que éste no es el blog de las aventuras playeras en Benidorm de los irrepetibles Alfredo Landa o  José Luis López Vázquez... aunque me imagino que también hubieran tenido buena opinión al respecto en el caso de las dos protagonistas de hoy. 

Como sea, la última sensación salida del país escandinavo ha sido el dúo Icona Pop, cuyo campanazo ha venido dado, precisamente, por este I Love It que lanzaron en 2012 de la mano de la cantante británica Charli XCX. Un temazo que combina el mejor electropop con un sonido que recuerda al de los norteamericanos MGMT cuando encienden los motores de verdad. 

I Love It, tras un lanzamiento limitado a Suecia, fue abriéndose paso entre finales de 2012 y principios de 2013 en el resto de mercados, hasta conseguir el número uno en Gran Bretaña y en Estados Unidos este mismo verano. Amén de ser utilizada -como mandan los cánones de la industria musical- en numerosas series y programas como canción de acompañamiento, lo cual no hizo si no que contribuir aún más a su éxito global. 

En España, I Love It también consiguió unos resultados excelentes. No sólo se aupó hasta el cuarto puesto en ventas, si no que las Nancys Rubias, uno de los grupos que más difusión está teniendo últimamente -también en buena parte a raíz de la imagen televisiva de su líder, el inclasificable Mario Vaquerizo-, lo volvieron a llevar hasta el Top 10 en una versión en castellano mucho más que aceptable y acompañada de un gran vídeo de Alejandro Amenábar inspirado en La Naranja Mecánica

Clip que también os dejo para que os perdáis un rato más. ¡Me encanta!



El clip original de Icona Pop...

... y la versión de las Nancys Rubias.



Hasta la próxima. 

miércoles, 9 de octubre de 2013

Space Oddity, David Bowie, 1969


Este fin de semana decidí hacer una de esas actividades cada vez más extrañas tanto por el coste que tienen como por la escasa calidad de buena parte de sus producciones: fui al cine. Pero lo hice sobre seguro, o casi. No sólo se trataba de una película de ciencia-ficción, tan amables para mi vista, si no que además le precedían unas credenciales envidiables. Dirigida por el gran Alfonso Cuarón, responsable, entre otras, de la no menos genial Hijos de los hombres, Gravity venía avalada por un papel magnífico en el Festival de Venecia. El mismo James Cameron la ha considerado la mejor película del espacio jamás rodada.

Tal vez exagere el director de Avatar... o tal vez no. Con una trama angustiosamente brillante, unas interpretaciones sobresalientes de George Clooney y, sobre todo, de Sandra Bullock (Ed Harris sólo ponía la voz del control de mando), una música simplemente sobrecogedora y unas imágenes del espacio y de la Tierra espectaculares -muy recomendable verla en 3D- Gravity quedará como una de las obras maestras futuras de la ciencia-ficción.

En mi caso, tan proclive a dicho género y a la música, fue imposible no caer en el tema que os traigo hoy. Evidentemente, Space Oddity tiene una génesis espacial... y también cinematográfica. Influenciada directamente por otra obra maestra, 2001: A Space Odyssey de Kubrik, cuando uno ve Gravity es imposible no pensar de alguna manera en el simpar mayor Tom y de su visión de la Tierra desde su cápsula espacial.

Space Oddity supuso el espaldarazo definitivo a la carrera de David Bowie. El tema contaba la historia del mencionado mayor Tom, un astronauta que cuando llega al espacio y ve la paz que allí reina, se niega a volver a la Tierra. Un personaje así forzosamente tenía que dar juego, y lo hizo. El mismo Bowie lo recuperó otras dos veces, la primera en 1980 con otro de sus clásicos, Ashes to Ashes, y más tarde en 1996 junto a los Pet Shop Boys en Hallo Spaceboy. ´También inspiró hits a terceros, como fue el caso de Peter Schilling en su Major Tom (völlig losgelöst).

Como no puede ser de otra manera con una canción como esta, os dejo varias versiones de la misma. En el link de Goear podéis escuchar la versión original de 1969. En los vídeos -que permiten ver la transformación espectacular de Bowie durante aquella época- encontraréis la versión que hizo para el film Love You Till Tuesday y el directo que interpretó en 1973 para promocionar la reedición del single.

Seguro que todas ellas os gustarán tanto como a mí, que no es poco.

PS: ah, una última referencia espacial. El single fue lanzado el 11 de julio de 1969. No era casualidad: cinco días después, la misión Apollo 11 despegaba camino de la Luna,  y otros cinco días más después, Neil Armstrong se convertiría en el primer ser humano en pisarla.


2. Versión alternativa del film Love You Till Tuesday (1969)



3. Versión en directo (1973)



Hasta la próxima.

sábado, 28 de septiembre de 2013

She's In Love With You, Suzi Quatro, 1979


Música para un sábado por la noche. Eso sí, de 1979. She's In love With You, fue tema que llegó a sonar mucho en los receptores de radio de aquel año y el siguiente... o al menos lo suficiente como para que este señorete de entonces cinco años lo recuerde aún, y muy por encima  de otras perlas musicales de la época. Aunque tampoco tiene mucho mérito si atendemos a lo que triunfaba en las emisoras patrias: los Bee Gees (y hasta aquí, casi bien), Julio Iglesias, Betty Missiego o Los Pecos (que sí, que todo lo que queráis pero los metían hasta con embudo en las radios) Ah, y Leif Garrett. Qué gran año, ahora que lo pienso. Para habernos matao.

En cuanto a la buena (y bastante) de Suzi Quatro, a finales de los setenta ya había dejado de lado sus estridencias de la época glam para hacer un sonido algo más suave, a menudo de la mano de Chris Norman. En aquel 79 -donde, ahora más en serio- también se hizo mucha y muy buena música (era la época de The Wall de Pink Floyd y de la eclosión de formaciones como OMD o Madness, entre otras ), la norteamericana lanzó She's In Love With You como apertura de su nuevo álbum, Suzi... and Other Four Letter Words.

Y de nuevo, alcanzó el éxito. Con un sonido que a pesar de ser netamente  rock era perfectamente bailable, el tema de hoy se alzó hasta el puesto 11 en el Reino Unido y se convirtió en uno de los hits del año. Tal vez no de los mejores, pero comparado con mucho de lo que sonaba, esto era canela fina, fina. 

Para que se diera cuenta hasta un niño de cinco años, imaginad. 



Hasta la próxima. 

viernes, 20 de septiembre de 2013

The Suburbs, Arcade Fire, 2010


Arcade Fire es uno de esos grupos que, en una década, ha pasado de ser banda de culto indie a superventas y portada de revistas musicales de primera línea. El próximo 28 de octubre lanzará su cuarto álbum, Reflektor, pero de momento, su última aportación ha sido The Suburbs, LP con el que la banda canadiense alcanzó nada menos que el número uno. 

El disco supuso la culminación -hasta el momento- de la carrera de este grupo establecido alrededor del matrimonio formado por Win Butler y Régine Chassagne, y en el que también formado por el hermano de Win, Will Butler. Entre nosotros, habría que ver cómo son las cenas de Navidad de esta gente. Coñas aparte, su pop de carácter elaborado y casi barroco ha calado hasta el punto de pasar a ser de teloneros de U2 a cabezas de cartel en conciertos de hasta 40.000 personas.

The Suburbs es una pequeña joya musical que, además de unas ventas extraordinarias, consiguió apuntarse el Grammy y los Brit Awards de 2011. Su tema estrella, titulado como el álbum, tuvo como director del clip a Spike Jonze, uno de los grandes del ramo, y recoge fantásticamente bien el concepto de crecer en los suburbios de una gran ciudad. Eso sí, Norteamericana, por supuesto, como veréis en un momento. 

Si sois de los que no habéis escuchado el tema de hoy, no os lo perdáis. De verdad que merece la pena. 




Hasta la próxima. 

martes, 10 de septiembre de 2013

When I'm Sixty-Four, The Beatles, 1967


Cumplir años es una de las mayores preocupaciones del ser humano una vez que se cruza cierta frontera de edad. Evidentemente, cada uno se lo toma como se lo toma, pero a muy pocos deja indiferente. Así que es normal que en la larga historia del rock también hayan habido numerosas canciones en las que sus autores han dejado constancia de ello. 

Tal vez, la más famosas de todas ellas sea la de hoy, tanto por sus firmantes como por pertenecer al que para muchos es el mejor álbum pop jamás compuesto, el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band que The Beatles lanzaron en el psicodélico año del amor de 1967. 

Puede sonar extraño que Paul McCartney, a la sazón con 25 primaveras, firmara (junto a Lennon) una canción en la que reflexionara sobre unos por entonces lejanos 64 años-ahora tiene 71-, y en un disco que era una apoteosis de la juventud lisérgica de finales de los años sesenta. En realidad, se trata de una canción cuya génesis es mucho más antigua, de cuando el muchacho contaba apenas 15 años. Entonces, medio compuso una pieza en la que una ya reconocible melodía en clave años 20 iba acompañada de una letra desde luego más juvenil. Algo más tarde, en su época heroica de conciertos en Hamburgo, antes de saltar al estrellato, Paul tocaba estas mismas notas en el piano del escenario justo después de que los altavoces reventaran tras horas de ruidoso rock and roll, para calmar un poco el ambiente.  

Pero fue todavía más años después, en un momento en el que la banda estaba ya en la cresta de la ola -a finales de 1966- cuando McCartney recuperó definitivamente la melodía para terminar la canción. Entonces, entre flamantes bigotes, largas patillas y camisas floreadas, le añadió una nueva letra dedicada a su padre (el músico de jazz Jim McCartney), que acababa de cumplir, precisamente, 64 años. Fue un poco una especie de regalo de cumpleaños, que acabó incluido nada menos que en Sgt. Pepper's: por fin, las lejanas notas de la adolescencia quedaron inmortalizadas para siempre transformadas en un canto a la segunda madurez. 

Y eso mismo es lo que quiero también hacer hoy: dedicárselo a mi padre, que cumple, cómo no, 64 años. Justo a las "diez y seis" de la tarde, como se estilaba escribir en 1949. Felicidades, Papá. 





Hasta la próxima. 

martes, 3 de septiembre de 2013

Start Me Up, The Rolling Stones, 1981


Tras el paréntesis agostil, volvemos a la carga con las pilas bien cargadas, comenzando el septiembre -uno de los mejores meses del año, y no lo digo sólo por que sea mi cumpleaños, que también- con toda una declaración de intenciones y de la mano de unos grandes entre grandes, siempre a punto de retirarse... y siempre recibiendo llenos por si acaso.

Start Me Up es uno de los (muchos, pero muchos) temas imprescindibles de los Rolling Stones, de esos que una vez se publican y llegan al número uno acaban quedando inexorablemente en el oído de todo buen aficionado musical. Un rock de los que pueden considerarse casi de manual... aunque estuvo a punto de no ser así. 

En realidad, Start Me Up fue compuesta a mediados de los años setenta para el álbum Black and Blue, en una forma muy diferente a la que conocemos hoy en día. ¡Era un reggae! Efectivamente, por aquellos años, este estilo hacía furor de la mano de Bob Marley, y los Stones, fieles a su olfato, quisieron hacer sus pinitos de aires jamaicanos. 

Pero como fuera, el tema nunca entró en aquel disco. Ni tampoco en los inmediatamente siguientes. Si bien se grabaron numerosas tomas de estilo rasta, al final fueron un par de versiones de tono meramente rockero las que llamaron la atención -ya en los ochenta- del productor Chris Kimsey, que estaba ayudando por aquel entonces a la banda. Y así, algo retocadas, fueron la base de la versión definitiva que entraría en el álbum Tattoo You, nada menos que seis años después de las primeras grabaciones en clave reggae. 

El resultado es bien conocido. Un tema 100% Stones, apoyado por el famoso clip de Michael Lindsay-Hogg, el mismo director que llevaba trabajando con ellos (y con los Beatles) desde los años sesenta, y que recogió como nadie la esencia de la banda: una base rítmica impasible de la mano del binomio Wyman-Watts, y el espectaculo guitarrero de Richards y Wood acompañando al divo Jagger en plena apoteosis de baile espasmódico. 

¿Qué más se puede pedir para empezar el mes? ¡Feliz reentré!




Hasta la próxima. 

jueves, 22 de agosto de 2013

Un rayo de sol, Los Diablos, 1970


Píldora agostil nº3. Bueno, supongo que en un blog plagado de entradas de los sesenta, setenta y ochenta, y en pleno periodo canicular, no se nos iba a escapar algo de la Edad de Oro de la canción del verano, ¿no? De hecho, tal vez junto a Eva María de Fórmula V, el de hoy sea nada menos que el himno por antonomasia del género.

Con permiso de Georgie Dann, naturalmente. Igual un día de estos cae y todo, por cierto. ¡Uoh, oh, oh!



Letra de la Píldora (por si aún queda alguien que no se la sepa)

Hasta la próxima. 

lunes, 19 de agosto de 2013

Zapatillas, El Canto del Loco, 2005





Píldora agostil nº2. ¿Os acordáis de cuando hace años no dejaban entrar en algunas discos si se iba con bambas puestas? A juzgar por las pintas macarriles de buena parte de la chavalería existente en las pistas de hoy -acordes con los reggaetones y demás delicatessen musicales pinchadas por DJ's sin amor por su pescuezo- mucho ha cambiado la cosa. Lo curioso del caso es que, todavía en 2005, por lo visto, se exigía etiqueta al entrar, a tenor por la indignación de los muchachos del Canto del Loco, indignación que rentabilizaron enormemente en el verano de aquel mismo año. 


Aunque, pensándolo bien, seguro que era en una de esas discos con Ferraris en la puerta. 




Hasta la próxima.

lunes, 12 de agosto de 2013

Titanium, David Guetta feat. Sia, 2011


Píldora agostil nº1. Debo reconocer que en esta canción queda bien hasta el sampler de Police. Tema ideal para una noche de disco en verano, os dejo con este número uno absoluto de 2012 con el que el francés David Guetta se hizo, si cabe, un poco más rico a costa de hacernos a nosotros sudar a base de bien en las pistas de baile. ¡Que suba el volumen!




Hasta la próxima. 

miércoles, 7 de agosto de 2013

Get Lucky, Daft Punk, 2013


Hoy me voy a conceder un punto de inmodestia. Tal vez de bajo nivel, puede que incluso con un punto de frikismo, pero inmodestia al fin y al cabo. Eso sí, que me la puedo permitir tras varias decenas de miles de horas de escucha musical a las espaldas: lo que se dice curradas a conciencia, vamos. Así que voy a ello. 

Una de las cosas que más nos gusta (y puntito de orgullo nos da) a los melómanos impenitentes es reconocer influencias o sonidos en canciones que no hemos escuchado nunca antes. A veces son más obvias que otras: así que cuando acertamos de lleno en nuestra valoración y además nuestros pacientes y sufridos interlocutores no acaban de reconocer del todo de qué hablamos... aahhh... ahí le hemos dado. Tocamos el cielo de los marisabidillos del rock. 

Cuando escuché en su día por primera vez este Get Lucky de los franceses Daft Punk, lo primero que pensé -y no me abstuve encima de verbalizar con ese punto de pedancia tan irresistible en estas situaciones- fue algo así como "ah, esto suena como los Chic". A ver, no es que sea una conclusión propia de un conocimiento reservado a unos pocos iniciados en nosequé disciplina de arcana sapiencia. Chic fue en su día una de las grandes bandas de funky y disco de finales de los setenta, con un punto de elegancia que hacía gala a su nombre. Un día os pondré Le Freak, o Good Times y enseguida las bailaréis en el comedor... tatareándolas, además. (Nota: tanta inmodestia y tanta tontería, y aún no los he subido al blog. Toma del frasco, Maestro Carrasco).

Mi alegría -y cuando la pedancia llegó a su apogeo máximo, en el rococó de la chulería- fue al comprobar días más tarde que Get Lucky había sido compuesto a medias entre Daft Punk... y Nile Rodgers ¡el guitarrista y alma páter de Chic! ¡Ole, ole, y ole! ¡Pero qué listo es mi niño! ¡El catón con auriculares! ¡La Espasa de los altavoces!

Y aquí tenéis la Píldora correspondiente, semanas después, apagado ya el ardor sabihondo del momento. Por cierto, en el clip podéis ver al mismísimo Nile Rodgers, que no es otro que el guitarrista sesentón de las rastas, junto a los Daft Punk enfundados en sus galácticos cascos y el rapero Pharrell Williams, también co autor de la canción. 

Como colofón mucho más modesto, a diferencia de los Chic, ni se me pasó por la cabeza asociar la canción a éste último. Que, aunque a veces se lo crea, uno no puede saber de todo. 


Y el fantástico mix:







Hasta la próxima.

miércoles, 31 de julio de 2013

After Midnight, J.J. Cale, 1972


Hace unos días saltaba en los principales medios de comunicación de todo el planeta el fallecimiento de uno de los tipos más auténticos de la historia del rock. Un colofón mediático que el mismo J.J. Cale hubiera considerado propio de la ciencia ficción más extravagante allá por 1970. 

Y es que hacia ese año, el ya por entonces veterano cantautor de Oklahoma pensaba retirarse del mundillo musical tras llevar nada menos que doce años sin vender prácticamente nada. Lo que hubiera acabado haciendo sin dudar si uno de los dioses del olimpo guitarrero no se hubiera fijado en un viejo tema suyo de 1966 el cual, para variar, tampoco se comió un rosco en su día: After Midnight

En octubre de aquel 1970, Eric Clapton, que iniciaba su carrera en solitario tras sus experiencias al frente de Cream, Blind Faith y Derek and The Dominoes, se estrenaba recuperando aquella desconocida canción, transformada del ritmo pausado de Cale a un acelerado blues-rock que entraría prácticamente en todos los Top 20 de Occidente. 

Hay que decir que el primer sorprendido fue su autor, que supo de la versión cuando la escuchó por la radio. Y también el primer agradecido: con más de treinta años a sus espaldas, se alegró enormemente de verse, por primera vez, sin estrecheces económicas. De hecho, el shock le animaría a relanzar su carrera, que si bien nunca llegaría a ser superventas, sí que le permitiría vivir bastante mejor que hasta entonces. Y mucho mejor que lo haría -por cierto- a partir de 1976, cuando el mismo Clapton le echaría un nuevo capote al versionar otro tema suyo, el no menos conocido Cocaine

Pero esa ya es otra historia, que quedará para otro día. 

Versión del propio J.J. Cale



Y la formidable adaptación de Eric Clapton, de 1970






Hasta la próxima. 

jueves, 25 de julio de 2013

Lacrimosa, Misa de Réquiem, W. A. Mozart, 1791


La Píldora número 1.200 debería haber sido algo festivo. Entenderéis que, hoy, eso no es posible. Así que, por segunda vez en la lista de este blog, introducimos la música clásica, en esta ocasión para rendir homenaje a las víctimas del que ya es uno de los peores accidentes ferroviarios de la historia de España. 

La pieza la indentificaréis enseguida. Es Lacrimosa, uno de los pasajes de la célebre e inacabada misa de Réquiem que Wolfgang Amadeus Mozart compuso en 1791, poco antes de fallecer él mismo. Se trata de una obra de una solemnidad sobrecogedora, y con un cierto trasfondo tétrico más allá del carácter mortuorio original. Y es que algunas de sus partes fueron estrenadas el 10 de diciembre de aquel mismo 1791, durante el funeral de su autor. En cierto modo, cuenta la leyenda que la compuso pensando, precisamente, que iba a ser la música de su propio final.  

Aquí tenéis la versión que grabó el mítico director Karl Böhm con la Orquesta Sinfónica de Viena y el Coro de la Ópera de Viena. Posiblemente, la mejor de las registradas hasta hoy.

Por lo demás, mi más sentido pésame a los familiares de las víctimas. Este humildísimo post va para todos ellos.  



Hasta la próxima.

jueves, 18 de julio de 2013

Marta, Sebas, Guille y los demás, Amaral, 2005


Que nadie se asuste por el reciente interregno pildorero: estos últimos días he estado fuera de vacaciones, monte arriba y barranco abajo -experiencia nueva esta última- y, claro, en mitad del campo la ADSL no es una característica común, entre robles, cañones y riachuelos. 

La verdad es que han sido unos días de esos que requieren de otros tantos para descansar, pero no los cambio, la verdad. Aire libre y actividad con tu gente. ¿A que mola? Tan sólo hay un pero: aconsejo que el ponerse un traje de neopreno al sol sea tipificado como pena por la legislación. Otro día ya os contaré con más detalle, porque la cosa da de sí, pero vaya por delante el anticipo. 

Había pensado para la Píldora de hoy el tema de Amaral Días de verano, muy propio donde los hayan tras las pequeñas vacaciones estivales. Aunque, como de costumbre, la dirección del blog, o sea, aquí el baranda páter, ha optado por un cambio de última hora por este Marta, Sebas, Guille y los demás, cuyo "son mis amigos" no os sonará menos que la opción inicialmente pensada. 

¿Que por qué? No sé, supongo que me gusta más la canción, a saber. Pero aquí está. Incluida en el vendidísimo álbum Pájaros en la cabeza (900.000 copias del tirón), fue uno de los nada menos que seis sencillos que lo apoyaron. Efectivamente, casi la mitad del disco se convirtió en algún u otro momento en single. Eso es aprovechar el material. En cualquier caso, todos ellos tuvieron unas excelentes ventas y descargas. De qué tipo estas últimas, ni idea, pero podemos imaginar el grueso, naturalmente. 

Así que de vuelta al frente hasta que hagamos un nuevo receso ya pasado agosto, os dejo con mis amigos




Hasta la próxima.