viernes, 27 de junio de 2014

The Happening, The Supremes, 1967


Tras la regia trascendencia de la Píldora anterior, pasemos el péndulo hacia el otro extremo. De hecho, hoy nos dirigimos a la parte más amable, domesticada y pop de los años sesenta. 

Antes de nada, ¿qué eran los happenings? Aunque es difícil de contestar en pocas palabras, podían resumirse en manifestaciones artísticas donde incluso podía participar el público, con una evidente carga de provocación. Por ello, fueron muy populares entre la cultura hippie de finales de los años sesenta. 

Hasta aquí, la realidad. Pero, ¿y para Hollywood?

Hollywood prefirió hacer lo mismo que la industria musical: coger la modernidad más puntera y adaptarla para todos los públicos, que al cabo se trataba de llenar las salas. Por eso cogieron al bueno de Anthony Quinn, al que le quedaba tan solo un año para convertirse en el inolvidable y revolucionario Papa Kiril en Las Sandalias del Pescador, y lo transformaron en un antiguo capo de la mafia secuestrado por cuatro inconscientes hippies ¡que buscaban aventura y montar uno de aquellos happenings!

La idea no podía ser más surrealista, pero sirvió para elaborar una intencionada comedia que dejó, además, todo un número uno de The Supremes, titulado como el film: The Happening. El tema se alejaba totalmente del registro soul del grupo -ya de por sí muy comercial- hasta el punto que si uno no las veía, se podía imaginar a la propia Sandie Shaw al micro de tan karinesca canción. 

Pero, las cosas como son, uno no puede evitar sonreír, chasquear los dedos o marcar el compás con los pies ante tanta ingenuidad musical. Por cierto, que tras tanto buen rollito estaba a punto de estallar la guerra civil entre el trío norteamericano. Diana Ross reclamaba para sí el liderazgo de la banda, y valga decir que lo consiguió por toda la línea. The Happening fue el último single firmado como The Supremes. El siguiente, Reflections, tendría ya una poco sutil modificación en el nombre del trío: Diana Ross & The Supremes

Al final, ya se sabe que los egos no entienden ni de hippies ni de happenings ni de la madre que parió al flower power.

PS: qué diferencia con el happening de los Pixies, ¿eh?




Hasta la próxima. 

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