sábado, 3 de septiembre de 2016

Civil War, Guns N' Roses, 1993


Hubo un tiempo, a principios de los años noventa, donde parecía que casi todo lo anterior iba a ser barrido por los nuevos tiempos. En Gran Bretaña, los grupos alternativos estaban dejando paso a un puñado de bandas cargadas de ácido y que no tenían complejos en mezclar el rock con la música de baile. De ellos, a su vez, saldrían los grandes brits poco después. 

Mientras tanto, en Estados Unidos, las dictaduras de Michael Jackson, Madonna, Springsteen y demás mastodontes -junto a toda la variedad de música ochentera para yuppies y soñadores aspirantes a serlo- también estaban llegando a su fin. Sólo sobrevivirían aquellos más capaces de adaptarse (adivinad quién), mientras que el resto pasaría a la historia con mayor o menor gloria. 

Esto mismo también estaba sucediendo en la música heavy metal. Aquellas bandas con sobredosis de laca en el pelo muy pronto dejarían de ampliar la capa de ozono con sus excesos capilares. Algunas, se lo cortarían: la mayoría, acabaría en la nostalgia de sus fans más incondicionales. La causa eran aquellos tipos de Seattle que, tras hacer su propia versión de la música de los Pixies, decidieron que el rock duro de la nueva década iba a ser muy diferente. 

Sólo una banda resistió con éxito el embate... al menos durante el principio. Es cierto que no llevaban tanta laca y, desde luego, eran pura energía más allá de las poses diversas. Guns N' Roses, que había alcanzado el éxito en el muy pasado de vueltas año de 1987, conseguiría sobrevivir al terremoto que Cobain y los suyos habían impuesto en 1991 con Nevermind

Cierto es que para hacerlo, tuvieron que dejar atrás todas las aristas sonoras que les habían dado el éxito, para convertirse de facto en una banda con un sonido mucho más barroco, apto para sus cada vez más mastodónticos conciertos. Aunque, desde luego, seguían siendo animales de escenario a todas, todas. 

Civil War es un ejemplo de ese estilo cada vez más grandilocuente que llevaban sus discos. Todos, en su día, alucinamos con sus dos Use Your Illusion, sendas colecciones de temazos capaces de competir -si no en frescura, sí en goce musical- con Nirvana. Balada poderosísima de reminiscencias setenteras de principio a fin (Rose y Slash cada vez ocultaban menos sus influencias musicales), Civil War era un enorme alegato antibélico compuesto por los tres grandes de la banda, los dos mencionados junto a Duff McKagan. Todavía hoy deja flipado ante sus siete minutos y pico, acabados en una coda final memorable.

Eso sí, los años no pasan en balde. Si habéis visto reciéntemente a Axl Rose en el escenario... bueno, ya no es lo mismo, a pesar de mantener su tremenda voz. Me quedo con la bestia que interpretaba Civil War hace nada menos que -uff- veinticinco años. Anda que no.

  




Hasta la próxima.